México es un país que vive la Navidad de formas muy diferentes, pero siempre de manera muy especial. Aquí puedes pasar las navidades en un pueblo rodeado de montañas con un ponche humeante en las manos, o descalzo en la playa mirando fuegos artificiales entre las olas. Aquí la Navidad se vive en la calle, entre luces, canciones, vecinos, piñatas y un festín interminable. Y lo más bonito es que cada lugar la celebra a su manera. En este post te recomendamos algunos de nuestros rincones favoritos para vivir diciembre al estilo más mexicano.
En San Cristóbal de las Casas puedes encontrar la típica Navidad de libro: calles empedradas, temperaturas frías y luces y ambiente navideño por todas partes.
Este pueblo mágico, incrustado en los Altos de Chiapas, tiene una vibra navideña que te envuelve. En diciembre, las temperaturas bajan y se mueven entre 6 y 12 grados, lo justo para sacar el suéter grueso y pasear sin prisa. Todo el centro se ilumina con luces, nacimientos, puestos de comida y posadas organizadas por los propios vecinos. En estas posadas se canta, se rompe la piñata y se reparten tamales y ponche como si no hubiera mañana.
Caminar por los andadores con un café de olla caliente, ver la Catedral y Santo Domingo resplandeciendo en la noche, o perderte en el mercado buscando adornos hechos a mano es una gozada. La mezcla de culturas indígenas como los tzotziles y tzeltales con las tradiciones católicas crea una celebración con raíces y una simbología muy especial. Si viajas a San Cristóbal de las Casas en navidad, te darás cuenta que lo mejor de todo es que son unas fiestas que se celebran en comunidad y que podrás sentirte como un vecino del pueblo más.
¿Quién dijo que en Navidades hay que pasar frío? En Puerto Vallarta, en plena costa del Pacífico, se viven estas fiestas con sol, arena y mucha alegría.
Diciembre aquí es sinónimo de cielos despejados, temperaturas de 28 °C y noches suaves que invitan a caminar por el malecón con helado en mano. Los árboles de Navidad aparecen decorando los hoteles frente al mar, las palmeras se llenan de luces, y los fuegos artificiales iluminan la bahía como si fuera año nuevo todos los días.
En el centro y en pueblos cercanos como Bucerías o Sayulita, no faltan las posadas callejeras, las ferias con antojitos y hasta las procesiones. Todo con ese sabor costeño: mariachis tocando villancicos, cenas con mariscos, atardeceres alucinantes y margaritas que sustituyen al vino caliente. El 24 puedes cenar junto al mar y el 25 amanecer caminando descalzo por la orilla.
En México es posible pasar una Navidad con nieve sin cruzar fronteras. Para ello, el combo Nevado de Toluca – Valle de Bravo es una joya.
El Nevado, a unas dos horas de CDMX, es una de las pocas zonas de México donde a veces cae nieve en diciembre. Con un tour puedes subir hasta el cráter y ver las Lagunas del Sol y la Luna rodeadas de blanco. Aquí el clima es frío de verdad: necesitarás chamarra gruesa, gorro y todo el kit invernal.
Después de esa aventura helada, nada como bajar a Valle de Bravo. Aquí podrás vivir el toque romántico de este Pueblo Mágico: arquitectura colonial, calles de adoquín, lucecitas navideñas por todos lados, mercados de temporada y hasta conciertos y pastorelas al aire libre.
Y si tienes tiempo, no dejes pasar la visita al Santuario de la Mariposa Monarca, muy cerca de ahí. Ver miles de mariposas cubriendo los árboles es uno de los mayores espectáculos naturales que se pueden ver en el mundo.
Si quieres disfrutar las navidades en traje de baño y sin preocuparte por el frío, el Caribe mexicano te espera con los brazos abiertos.
Diciembre en Cancún, Playa del Carmen o Tulum es ideal: clima cálido, días secos, y un mar turquesa que brilla como regalo de Santa. Los hoteles organizan cenas temáticas, shows navideños y montan árboles decorados frente al mar.
Pero si te apetece algo más local, puedes darte una vuelta por Valladolid, un pueblo mágico que en Navidad se llena de posadas y mercados donde encuentras desde figuras del Niño Dios hasta dulces de coco. También hay comunidades mayas cercanas que celebran la Navidad mezclando su herencia ancestral con elementos cristianos. Son rituales que no ves en ningún otro lado.
Si hay un lugar que parece especialmente diseñado para Navidad, este es Tlalpujahua. Este pueblo mágico de Michoacán es famoso en todo el mundo por sus esferas navideñas hechas a mano. Y en estas fechas, el pueblo entero se transforma.
En noviembre empieza la Feria de la Esfera, donde artesanos locales exponen decoraciones increíbles, pintadas con todo detalle. Las calles se llenan de luces, figuras enormes, nacimientos y un ambiente que te hace sentir como niño.
Tlalpujahua es un pueblo minero con mucha historia: calles estrechas, fachadas viejas, neblina mañanera y olor a tierra mojada que se mezcla con el ponche. Aquí las posadas son íntimas, los nacimientos están por todos lados, y la misa de Nochebuena se convierte en el corazón del pueblo. Todo se siente cercano, cálido y lleno de cariño.
Atlixco, Puebla: luces, flores y el encanto de la Villa Iluminada
A los pies del Popocatépetl, Atlixco ha conquistado a todos con su Villa Iluminada, que cada diciembre convierte el centro del pueblo en un espectáculo de luz y color.
Durante varias semanas, las calles se cubren con millones de luces LED, arcos brillantes, túneles iluminados y figuras gigantes que parecen sacadas de un cuento. Es un recorrido ideal para hacer en familia, en pareja o con amigos.
En Atlixco también hay ferias de comida, venta de flores de Nochebuena por todos lados, conciertos, desfiles navideños y un aire festivo que se contagia. Además, está a solo una hora de Puebla capital, así que puedes armar un plan doble con iglesias barrocas, mercados tradicionales y hasta un traguito de rompope.
¿Cuál es el mejor destino?
La verdad, depende de lo que busques. Lo mejor de viajar en Navidad por México es esa mezcla única de fiesta, tradición y calle. No importa si estás en una cabaña con ponche o en bikini viendo el atardecer, siempre hay una posada, un mercado iluminado o un grupo cantando villancicos a todo pulmón.
Si puedes, vive las dos caras: una Navidad con frío, velitas y piñatas, y otra con mar, atardeceres naranjas y margaritas navideñas. Ambas son igual de mágicas.
¡Felices fiestas viajeras! 🎅✨
