Visitar las ruinas de Ek Balam Visitar las ruinas de Ek Balam

Guía completa para visitar Ek Balam: historia, aventura y cenote en un solo viaje

A diferencia de otros sitios arqueológicos repletos de turistas, Ek Balam ofrece una experiencia íntima, auténtica y poderosa. Desde subir a la imponente Acrópolis y admirar la espectacular tumba del jaguar, hasta nadar en el refrescante cenote X’Canche, este lugar combina historia, aventura y naturaleza como ningún otro. Te cuento todo lo que necesitas saber —y por qué esta visita me sorprendió más de lo que imaginaba.

Cuando crees que ya lo viste todo en cuanto a ruinas mayas, llega Ek Balam a romperte los esquemas. Este sitio arqueológico ubicado en el corazón de Yucatán, a tan solo media hora de Valladolid, es un auténtico tesoro por descubrir. Mucho menos masificado que otras ruinas más famosas como las de Chichén Itzá o Uxmal, pero con una energía y majestuosidad que lo hacen absolutamente inolvidable. Lo digo con todas sus letras: visitar Ek Balam es una experiencia brutal.

En este post te enseñaré todo lo que necesitas saber para explorar Ek Balam, una de las mejores ruinas mayas alternativas a Chichén Itzá que te puedes encontrar.

¿Dónde está Ek Balam y cómo llegar?

Ek Balam está ubicado a unos 26 kilómetros al norte de Valladolid, en el estado de Yucatán. Desde Cancún, Playa del Carmen o Tulum puedes llegar en coche en unas dos horas y media. Si no tienes auto, puedes tomar un ADO hasta Valladolid y desde ahí un taxi o colectivo.

Personalmente, siempre doy el mismo consejo: si puedes, pasa al menos un día en Valladolid. Es un lugar pequeño, tranquilo, cargado de historia y con un encanto como tienen pocos lugares en la zona.

La carretera para llegar a Ek Balam está en muy buen estado y la señalización es clara. Eso sí, el estacionamiento se paga aparte, algo que me parece importante mencionar porque el precio de entrada también ha subido bastante en los últimos años. Pero, honestamente, la experiencia lo vale, sobre todo si buscas algo menos masificado y más auténtico.

¿Qué tiene Ek Balam de especial?

No todos los días puedes explorar las ruinas de una civilización perdida sin estar rodeado de turistas ruidosos con cámaras al cuello. Lugares como Chichén Itzá o Tulum se han ganado su fama (y con razón), pero arrastran consigo multitudes, filas interminables, zonas acordonadas y un toque que a veces parece más un parque temático que un sitio arqueológico. En cambio, Ek Balam sigue siendo casi un susurro, un rincón que te permite conectar con el pasado de una manera cruda, directa y profundamente personal.

Impresiona es la paz que se respira allí. Estás en medio de la selva espesa, y al caminar lo único que acompaña tus pasos es el crujido de las hojas secas, el canto errante de los pájaros y el murmullo del viento que se cuela entre las ramas. No hay puestos de souvenirs ni voces estridentes anunciando recorridos. Tampoco hay multitudes buscando sacarse la foto perfecta. Aquí puedes detenerte sin prisas, dejarte llevar y contemplar el pasado con tranquilidad.

Y aunque la atmósfera ya es un tesoro en sí misma, Ek Balam también tiene joyas arqueológicas que lo hacen único. El mayor ejemplo es la tumba del gobernante Ukit Kan Le’k Tok’ que tiene algo que no se encuentra en ningún otro sitio maya abierto al público: una fachada cubierta de estuco que muestra un jaguar con la boca abierta. Es una representación tan real que te deja pasmado. Simplemente brutal.

Qué ver en Ek Balam

Puede que las ruinas de Ek Balam no tengan edificios mundialmente famosos como la Pirámide de Kukulkan. Aunque se trata de un espacio más bien compacto, tiene varias infraestructuras propias que valen mucho la pena:

La Acrópolis

Una de las razones por las que Ek Balam enamora a quienes lo visitan es porque todavía puedes subir a la pirámide principal, conocida como la Acrópolis. Y no es cualquier pirámide. Estamos hablando de una estructura de más de 30 metros de altura, una de las más grandes de la península de Yucatán.

La subida es exigente, con escalones empinados y el sol pegando fuerte, pero la recompensa es brutal: una vista de 360° sobre la selva y todo el sitio arqueológico. Si tienes suerte y llegas temprano, puedes disfrutarlo casi en soledad, lo cual es un verdadero privilegio hoy en día.

A mitad de la subida te encuentras con la entrada a la tumba de Ukit Kan Le’k Tok’, uno de los gobernantes más importantes de Ek Balam. La fachada de la tumba es espectacular: un jaguar de fauces abiertas hecho en estuco, rodeado de figuras aladas y guerreros mayas, todo protegido por un techo de palma para conservar los detalles originales. Es de esos lugares que te dejan boquiabierto y que, sinceramente, no se parecen a nada que haya visto en otros sitios mayas.

El palacio oval:

Esta estructura, ubicada justo al sur de la Acrópolis, tiene una forma semicircular poco común entre las construcciones mayas. Se piensa que pudo haber sido un templo u observatorio astronómico, dado su diseño y ubicación estratégica. Además, desde su plataforma superior puedes ver de cerca la entrada principal del sitio y la plaza central, lo que hace pensar que también tuvo un uso ceremonial importante.

Las pirámides gemelas:

Justo al lado de la Acrópolis, al este de la plaza principal, están estas dos estructuras casi idénticas, alineadas una frente a otra. De ahí su apodo: las Pirámides Gemelas. No son tan altas como la Acrópolis, pero sí ofrecen vistas interesantes del conjunto desde sus cimas.

Estas pirámides se piensa que estaban dedicadas a ceremonias religiosas o rituales, y lo más interesante es su simetría perfecta. Subirlas te permite apreciar la disposición del sitio desde un ángulo diferente, y además sube a ellas muy poca gente, lo que las vuelve ideales para tomarte un descanso, sacar fotos o simplemente contemplar.

El juego de pelota:

No hay ciudad maya completa sin su cancha para el juego de pelota, y Ek Balam no es la excepción. Aunque no es tan grande como la de Chichén Itzá, este juego de pelota está muy bien conservado y se puede recorrer por completo.

Tiene sus muros laterales inclinados y anillos de piedra donde se lanzaba la pelota con caderas, codos o rodillas. Aquí se jugaba algo mucho más que un deporte: era un ritual cargado de simbolismo, donde se representaba el equilibrio entre la vida y la muerte. Aunque más pequeño, este juego de pelota tiene un encanto más íntimo y accesible, que permite observarlo desde todos los ángulos.

La Plataforma de los Estucos

Aunque menos conocida, esta estructura es una joyita escondida. Está cerca de la Acrópolis, y se cree que aquí se desarrollaban actividades relacionadas con la élite o funciones administrativas. Lo que la hace especial es la decoración en estuco que aún puede apreciarse, aunque protegida por techos de palma.

Los detalles iconográficos representan figuras humanas y animales mitológicos, y en algunos casos se pueden ver restos de color. Es uno de los espacios más ricos en términos artísticos, aunque menos visitado, lo que le da un aire exclusivo y místico.

El arco de entrada

Este arco, justo en la entrada del núcleo ceremonial, es un claro ejemplo del estilo arquitectónico Puuc, muy típico en otras regiones de Yucatán. Era el acceso ceremonial que marcaba el umbral hacia el corazón sagrado de Ek Balam. Por ahí cruzaban los gobernantes y sacerdotes en los momentos más importantes.

Caminar bajo este arco te da una sensación de estar cruzando hacia otro mundo, hacia el corazón espiritual del antiguo Ek Balam. Es fotogénico, está bien conservado y te conecta con la idea de cómo se estructuraba el acceso al poder y al conocimiento en la civilización maya.

El cenote X’Canche: un cierre perfecto

Después de recorrer la zona arqueológica bajo el sol y subir hasta lo más alto de la Acrópolis, no hay nada que se antoje más que un buen chapuzón. Por suerte, muy cerquita (a solo 1,5 km) se encuentra el cenote X’Canche. Tienes 3 maneras de llegar a el:

  • Caminando: El sendero está bien marcado, rodeado de selva y es ideal si quieres disfrutar del paseo (unos 15–20 minutos).
  • En bicicleta: Puedes rentar una justo ahí por alrededor de 80 pesos. Es la opción más divertida y rápida.
  • En triciclo motorizado: Si no quieres sudar más de lo necesario, hay triciclos que te llevan directo por un pequeño costo extra.

A diferencia de cenotes como Ik Kil o Suytun, que se llenan de turistas, X’Canche es tranquilo, rústico y muy local. Rodeado de selva virgen, tiene ese aire de “descubrimiento personal” que lo vuelve aún más especial. Aquí no hay filas ni bullicio: puedes flotar, nadar o simplemente colgarte de las cuerdas mientras disfrutas del canto de las aves.

El cenote es de tipo abierto, con paredes altas de piedra caliza cubiertas de vegetación. Tiene plataformas de madera, escaleras para entrar al agua y cuerdas que puedes usar para lanzarte. También hay baños, regaderas y vestidores básicos.

Además de nadar tranquilamente en el cenote, puedes relajarte en sus hamacas y su área de descanso o practicar rappel y tirolesa. La entrada al cenote cuesta 180 pesos, 300 si quieres el paquete con rappel y tirolesa. Todo el proyecto del cenote está gestionado por una cooperativa local, lo que significa que al visitarlo estás apoyando directamente a las comunidades mayas que viven cerca. Es una buena manera de apoyar el turismo sostenible.

Horarios y precios de Ek Balam

  • Horario: Todos los días de 8:00 a 17:00 horas (último acceso a las 16:00).
  • Precio de entrada: Aproximadamente $494 MXN (tarifa combinada INAH + contribución estatal).
  • Estacionamiento: $100 MXN aprox.
  • Bicicleta al cenote: $80 MXN renta individual.
  • Entrada al cenote X’Canche: $180 MXN con chaleco incluido.

Consejos para aprovechar al máximo tu visita a Ek Balam

  • Llega temprano para evitar el calor y tener el sitio para ti sol@.
  • Lleva calzado cómodo, te va a tocar subir muchas escaleras.
  • Protección solar y agua son esenciales, no hay muchas sombras.
  • No olvides traje de baño y toalla si planeas ir al cenote.
  • Lleva efectivo, ya que no siempre aceptan tarjeta.
  • Ante todo, tómatelo con calma y disfruta la experiencia

Como ves, visitar las ruinas de Ek Balam vale mucho la pena, sobre todo si lo combinas con una visita a Valladolid. Ek Balam es una de esas joyas ocultas que aún conservan el alma de los antiguos mayas sin estar devoradas por el turismo masivo. La posibilidad de subir a la pirámide, admirar la tumba del jaguar y nadar en un cenote natural, hacen que la experiencia sea completa, profunda y muy especial.

Personalmente, me sorprendió muchísimo. Es un sitio donde todavía puedes sentir la historia, conectar con el entorno y disfrutar sin prisas ni ruido. Lo tiene todo: misticismo, naturaleza, aventura y autenticidad.

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