Las ruinas de Cobá son uno de los lugares más chulos que he podido explorar en la Riviera Maya. Su ubicación en medio de la selva las hace únicas y les da un aire misterioso y auténtico que no encontrarás en sitios más concurridos como Chichén Itzá o Tulum. Aunque siguen siendo unas ruinas conocidas y bastante turísticas, no sufren las masificaciones de otras ruinas. Desde el momento en que llegas, el canto de las aves y el susurro del viento entre los árboles te envuelven, creando una atmósfera mágica que le da un toque muy especial a la visita. Te cuento todo lo que necesitas saber para visitar Cobá, una de las mejores ruinas mayas alternativas a Chichén Itzá.
Un poquito de historia de Cobá
Cobá fue una de las urbes más poderosas del periodo Clásico maya. Su momento de mayor esplendor se dio entre los años 600 y 900 d.C., aunque sus inicios datan del100 a.C. Su importancia se debía a se ubicación privilegiada: rodeada de lagunas y conectada con otras ciudades a través de sacbés, una especie de autopistas mayas.
Los sacbés —que bien podrían compararse, salvando las distancias, con las calzadas romanas— formaban una red de caminos de piedra blanca que servían para unir ciudades lejanas. Uno de los más impresionantes parte desde Cobá y llega hasta Yaxuná, a más de 100 kilómetros. Solo ese dato basta para imaginar el tipo de influencia que Cobá ejercía en la región: política, comercial y, por supuesto, religiosa.
Hoy en día, buena parte de Cobá sigue envuelta por la selva. Esa vegetación espesa que parece tragarse la historia le da un aire de misterio difícil de describir. Andar por sus senderos, entre árboles que rozan el cielo, con los sonidos de la naturaleza envolviéndote, te hace sentir como si caminaras entre los susurros de una civilización que aún no termina de contarnos todo lo que fue.
Explorando las ruinas: principales atractivos de Cobá
El sitio arqueológico de Cobá es amplio y variado, por lo que se recomienda planear bien tu visita. Estamos hablando de una superficie de más de 70 kilómetros cuadrados, lo cual lo convierte en uno de los asentamientos mayas más grandes descubiertos en la península de Yucatán.
Independientemente de como llegues a Coba, en la entrada del sitio arqueológico podrás elegir 3 formas de visitarlo:
- A pie: Puedes recorrer las ruinas a pie si tienes tiempo, buena condición física y te gusta tomarte las cosas con calma. Sin embargo, puede hacerse bastante cansado, sobre todo si te cogen las horas en las que más calor hace, al mediodía.
- En bicicleta: La opción más popular. Puedes alquilar una bici justo al entrar y moverte libremente por todos los caminos habilitados. Es una opción divertida y que te da libertad para pararte por donde quieras y explorar con calma.
- Triciclo-taxi: Básicamente un guía local pedalea por ti mientras tú disfrutas del paisaje. Personalmente, no me gusta que un hombre pase tanto esfuerzo mientras yo voy sentado, pero entiendo que es una buena opción si tienes problemas de movilidad o vas con personas mayores o niños. Además, no deja de ser el negocio de estas personas.
Una vez hayas elegido tu método para visitar Cobá, solo te queda disfrutar de la zona. Estos son los puntos que no te puedes perder:
Pirámide Nohoch Mul
La joya de la corona de las ruinas de Cobá. Con 42 metros de altura, es la pirámide más alta de toda la península de Yucatán. Además, al contrario que pasa con otras pirámides en otras ruinas, todavía permiten subir a ella. Subirla es toda una aventura. Los escalones son empinados y desiguales, y aunque hay una cuerda para ayudarte, no a todo el mundo le resulta sencillo llegar a la cima. Pero como te puedes imaginar, el esfuerzo vale la pena. Las vistas desde arriba son espectaculares; puedes ver la selva extenderse hasta donde alcanza la vista, lo que te permite hacerte una idea de como debió de ser esa ciudad en su apogeo. Eso sí, si sufres de vértigo o no estás en buena condición física, puede ser mejor admirarla desde abajo.

Templo de la iglesia
Es uno de los primeros edificios que te encuentras en Coba y, con sus 24 metros de altura, resulta bastante imponente. Su nombre actual no tiene que ver con una iglesia como tal, sino que fue nombrado así por los primeros exploradores y arqueólogos, siguiendo una costumbre de dar nombres relacionados con figuras religiosas.
No está restaurado como otros templos y la selva lo envuelve parcialmente, lo que le da un aire misterioso. Muchos sacbés parten desde él y que conectan con otras zonas ceremoniales, como si se tratara de una especie de núcleo espiritual de la ciudad.
Campo de Juego de pelota
Aunque no es tan monumental como los de Chichén Itzá o Uxmal, tiene su propia mística, sobre todo por la manera en que la vegetación lo rodea y lo integra con el entorno. El campo es alargado y con los muros inclinados cubierto, en parte, por vegetación. Recordar el significado profundamente religioso del juego, allí mismo, rodeado por la selva, le da un aura de misticismo muy especial.
El Templo Oval
Ubicado dentro del conjunto conocido como las Pinturas, este templo destaca por su base ovalada. En el mundo maya, lo común era construir sobre plataformas rectangulares, así que esta estructura es bastante rara.
Ese detalle ha despertado muchas teorías entre arqueólogos. Algunos investigadores piensan que el templo pudo estar relacionado con rituales femeninos o prácticas ligadas a la fertilidad, aunque la verdad es que aún no se ha podido comprobar del todo. Su forma peculiar, sumada al hecho de que no ha sido tan intervenido por trabajos de restauración, le da un aura especial. Hay algo en él —quizás su silueta o la manera en que se esconde entre la vegetación— que lo vuelve especialmente misterioso, muy en sintonía con esa vibra única que envuelve a Cobá.
El Grupo Macanxoc
Este grupo está formado por más de una docena de estelas talladas. Algunas de ellas tienen inscripciones y figuras muy detalladas que aún se conservan súper bien. Estas piedras verticales son eran como libros abiertos del pasado, utilizados por los mayas para dejar constancia de eventos importantes, rituales, fechas astronómicas y genealogías de sus líderes.
Está en una de las zonas más apartadas de Cobá, pero vale la pena ir hasta ellas. Lo extraño del conjunto de estelas, sumado a la sensación de silencio y aislamiento que las envuelve, te hará imaginarte que estás en una auténtica expedición.
Consejos prácticos para la visita
Para aprovechar al máximo tu visita:
- Llega temprano: Aunque Cobá tiene menos turistas que otros sitios como Tulum o Chichén Itzá, sigue siendo un lugar bastante popular. A veces, puede llenarse de visitantes, especialmente durante las horas punta. Si quieres disfrutarlo con tranquilidad, te recomiendo llegar temprano en la mañana (sobre las 9) o cerca del cierre.
- Calcula los costes: Al precio de la entrada a las ruinas has de sumarle el precio del estacionamiento, alquiler de bicicletas o guía turístico. Son costes que tendrás que tener en cuenta.
- Lleva repelente de insectos: Cobá está rodeado de selva, y los mosquitos no perdonan.
- Hidratación y sombrero: Aunque hay sombra, hace bastante calor y en ciertas zonas puede pegar el sol. Lleva una botella de agua contigo, te hará mucha falta.
- Lleva calzado cómodo: Preferiblemente calzado deportivo, para caminar o andar en bicicleta.

Cómo llegar a Cobá
Cobá está en Quintana Roo, en la península de Yucatán, y para ubicarte mejor: queda más o menos entre Tulum y Valladolid, a unos 45 minutos de cada uno. Desde Playa del Carmen haces una hora y media, sin prisas. No está exactamente de camino de nada, pero justo eso es parte del encanto. Está metida en la selva, rodeada de lagunitas y caminos de tierra, lo que le da un aire muy especial. Si lo que buscas es una experiencia más cruda, más real —algo que no se sienta tan armado para el turista—, Cobá es una joya.
Te cuento cómo llegar, según lo que más te convenga:
- Autobuses ADO: Salen desde Playa, Tulum o Valladolid. Son cómodos, con aire y todo, pero no hay muchos horarios, así que lo mejor es checar en la app o en taquilla con tiempo. Si no lo planeas bien, te puedes quedar colgado.
- Tours organizados: Hay agencias por todos lados que ofrecen excursiones armadas: Cobá + cenote + comida en pueblo maya, o algo por el estilo. Es práctico si no quieres manejar ni preocuparte por nada. Solo llegas y te subes.
- Coche rentado: Si te late ir a tu ritmo, esta es la opción ganadora. Puedes parar donde se te antoje, meterte a nadar en un cenote escondido, comer en alguna fondita local y darte tu tiempo en las ruinas sin reloj encima.
¿Qué más puedes ver cerca de Cobá?
Muy cerca de Cobá hay varios tesoros escondidos —naturales y culturales— que realmente valen la pena y que pueden darle un giro interesante a tu visita a las ruinas:
- Cenote Choo-Ha, Multum-Ha y Tankach-Ha: Estos tres cenotes subterráneos son como un regalo después de caminar entre templos mayas. Sus aguas son tan claras que casi parecen espejos, y darte un chapuzón ahí es la forma perfecta de quitarte el calor del recorrido. Además, el ambiente dentro de las cavernas tiene algo mágico… como si el tiempo se detuviera.
- Punta Laguna: A solo unos 25 minutos en coche, esta reserva natural combina aventura y naturaleza de una forma muy especial. Puedes lanzarte en tirolesa sobre la selva, caminar por senderos rodeados de árboles altísimos o remar en una canoa mientras escuchas a los monos araña moviéndose entre las ramas. Sí, ahí viven en libertad, y verlos tan cerca es toda una experiencia.
- Aldea Cobá: Si lo tuyo es entender más allá de lo turístico, este lugar es para ti. En la Aldea Cobá puedes convivir con comunidades mayas que mantienen vivas muchas de sus tradiciones. Es una oportunidad para conectar de verdad, más allá de lo arqueológico, con la cultura que sigue latiendo en esta región.
Visitar Cobá no es como cualquier paseo por ruinas. Es más bien como cruzar el umbral hacia una ciudad que, aunque cubierta por el paso del tiempo, todavía vibra bajo la espesura de la selva. Ahí, entre raíces que abrazan piedras milenarias y caminos blancos que se pierden entre árboles, uno siente que la historia sigue susurrando.
Andar en bicicleta por sus antiguos sacbés, trepar la majestuosa Nohoch Mul—a la que aún se puede subir—o simplemente quedarse en silencio, dejando que la selva hable, son vivencias que te atrapan sin aviso. Cobá no se recorre, se siente.
Lo curioso es que, muchas veces, los lugares que no encabezan las listas turísticas terminan regalándote momentos más genuinos. Y Cobá, sin hacer mucho ruido, se planta como uno de esos tesoros que no se deben dejar pasar si andas descubriendo la Riviera Maya.